lunes, diciembre 3





















Ya no soy la loba feroz
que busca un caperucito en cada fiesta,
en cualquier bar,
o en el paisaje nocturno.

(Hasta las fieras buscan
un refugio en las tormentas).

Ya no soy la mujer que fui
pero queda la pregunta
de aquello que pasará entonces
porque desconozco totalmente
en lo que ahora me convierto,

¿Ocurrirá, acaso,
que la gente se vuelve ridícula con los años
y le da por creer en los prodigios?

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