Con los años he descubierto
que soy un personaje
–y lo
peor–
uno
inverosímil
porque su propia escritura se
hace premonición
y –de manera inexplicable–
cada letra, verso, aforismo o
cuento…
se ha tornado en realidad.
Y continúo
reconociendo
en
este escenario sui géneris
paredes,
techos,
música,
ambientes, paisajes
llanto
mío de cada día,
que
antes fueron simples textos.
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